La primera vez que escuché hablar sobre el útero en posición retrovertida fue en mi primera visita a la ginecóloga a los dieciocho años. Me quedé un poco anonadada porque nunca había escuchado absolutamente nada al respecto. Tras preguntarle a qué se refería me explicó que la posición anatómica es diferente, pero que no habría ningún problema, y salí de la consulta con la misma cara de tonta que se me quedó en un principio. Como me dijo que no era nada grave no le di mucha importancia, y pasé un poco del tema.
Gracias a las redes sociales podemos conocer trastornos y enfermedades ginecológicas bastante invisibilizadas socialmente (e incluso por el personal sanitario) durante muchos años, como pueden ser la endometriosis o el síndrome del ovario poliquístico, entre otras, pero nunca había visto ningún artículo, vídeo o imagen sobre lo que me pasaba a mi, que no es nada grave pero SÍ que puede afectarnos en nuestra vida cotidiana.
Como estudiante de anatomía patológica me puse a investigar sobre el tema y hoy os voy a explicar de la mejor manera que pueda lo poco que he podido encontrar.
POSICIÓN ANATÓMICA
Partamos de que la posición anatómica del útero se encuentra en la pelvis, entre la vejiga urinaria y el recto, y debería estar inclinada hacia la parte anterior del cuerpo (hacia adelante), apoyado sobre la vejiga. Si alguna vez habéis leído las instrucciones de una caja de tampones o de una copa menstrual, os indicará que debéis introducirlo ligeramente inclinado hacia adelante, y yo a mis 13 años, no entendía por qué me molestaba tanto ponérmelos. Resulta que él útero en retroversión se encuentra inclinado hacia la parte posterior del cuerpo, hacia el recto, cambiando también la posición de la vagina y el cuello uterino. http://www.askabide.com/servicios-medicos/ginecologo-en-guipuzcoa/enfermedades-ginecologicas/utero-en-retroversion.php
Haciendo un poco más de investigación rápida encontré los datos de que entre el 20 y el 30 % de las mujeres tienen el útero en esta posición, con distintos grados de gravedad, causando distintas molestias, como puede ser el dolor al defecar o el estreñimiento durante la menstruación debido a la inflamación, dolores menstruales más fuertes, dolor de espalda o molestias en los riñones, también durante la menstruación.
ÚTERO EN RETROVERSIÓN Y EMBARAZO
Y ahora la pregunta importante que nos interesa a la mayoría: ¿Cómo nos afecta a la hora de mantener relaciones íntimas o incluso a la hora de quedarnos embarazadas?
Según la poca información que he podido encontrar puede resultar doloroso durante ciertos momentos del ciclo ovárico en el que estamos más sensibles como la ovulación, o en ciertas posturas, pero eso es algo personal que puede depender en mayor medida de nuestras preferencias y gustos.
Sí que es cierto que si nuestro objetivo es quedarnos embarazadas se recomienda la postura genupectoral con penetración posterior, con el fin de que el esperma pueda atravesar el cuello del útero de manera más directa, y dejar las piernas en alto durante unos minutos tras la eyaculación. Tampoco debemos preocuparnos de que nuestro embarazo vaya a ser anormal con respecto a otros por esta condición, ya que por el propio peso del feto y la placenta, se corregirá la forma del útero alrededor de las 12 semanas de gestación.
OTRAS POSIBLES CAUSAS.
¡Atención! Cabe recalcar de que estoy hablando de casos en los que el útero se encuentra así de nacimiento y no hay más complicaciones, pero hay algunas enfermedades como la endometriosis que pueden provocarlo, debido a que el endometrio crece por fuera del útero haciendo que se adhiera al recto, teniendo que intervenir quirúrgicamente para corregir esta posición en casos mucho más graves. También puede desarrollar esta posición como fruto de una mala cicatrización de una cirugía anterior, por lo que es muy importante acudir al especialista anualmente, que nos realizará una ecografía (entre otras cosas) para observar, también, los ovarios.
Recordad tomar las precauciones necesarias y mantener una vida saludable, pues los dolores que podemos llegar a tener dependen mucho de factores como la alimentación, el estrés, la actividad física y el consumo de sustancias.